Mis más cordiales saludos. Antes que nada quisiera agradecer a nuestro anfitrión, Bender “el que ofende”, la posibilidad que me ha brindado de escribir unas líneas en esta su página y poder compartir con vosotros una afición que llevo años disfrutando y con la cual más de uno se sentirá identificado. Espero que os guste:

Todo comienza una ya lejana tarde, a finales de los 80, cuando tras una visita a unos grandes almacenes, mis padres regresan a casa. Traían consigo dos grandes cajas de cartón ¿Su contenido? Un flamante ordenador AMSTRAD CPC 6128 con unidad de disco y monitor a color. Enseguida instalamos el ordenador en la habitación y entusiasmados nos dispusimos a probarlo, copiando durante horas las interminables líneas de programación que incluía el manual. Lógicamente, a mi no me dejaban poner un dedo encima de la maquina debido a mi corta edad, aunque tampoco pasó mucho tiempo hasta que pude sentarme delante de aquel aparato y disfrutar de los numerosos juegos que pudimos tener a lo largo de aquellos años. Eternamente recordadas serán esas mañanas de Reyes, en las cuales nos poníamos con ansias a probar las nuevas joyas recibidas. Buenos tiempos sin duda.

Sin embargo, nada es para siempre en esta vida. Tras algún tiempo fallando, la unidad de disco dejo de funcionar y no cargó ningún juego más. No obstante, pudimos seguir jugando gracias al uso de un magnetófono que utilizábamos para cargar juegos en cinta de cassette. Y sí, es cierto que nos pegábamos no menos de cinco o diez minutos esperando a que el “programita” se cargara, pero poco nos importaba. Es muy curioso observar como los jugadores más jóvenes y no tan jóvenes se impacientan cuando un juego de consola se pega 20 míseros segundos para cargar un nivel y hace pocos años nosotros teníamos que pasar irremediablemente por el largo proceso mencionado. Aún así, lo recordamos con sumo cariño, no se si porque no teníamos otra cosa, o por la nostalgia que nos produce.
Lamentablemente, los años pasan y los humildes ordenadores de 8 bits, entre ellos mi añorado amstrad, fueron dando paso a sistemas más sofisticados. Primero los ordenadores de 16 bits, y posteriormente el boom de las consolas. Parecía que nunca más volveríamos a saber de esos juegos pixelados que tanto nos habían hecho disfrutar antaño. Sorprendentemente, y gracias a la aparición de Internet, comprobamos atónitos no solo que siguen tanto o más vivos que entonces gracias a la aparición de emuladores y sus correspondientes roms, sino que toda una legión de seguidores, entre los cuales me incluyo, siguen y seguirán disfrutando y descubriendo estas joyas del entretenimiento electrónico durante mucho tiempo.
Entrada escrita por JUANJEDAI. Amigo y Colaborador. Gracias Infinitas.

Todo comienza una ya lejana tarde, a finales de los 80, cuando tras una visita a unos grandes almacenes, mis padres regresan a casa. Traían consigo dos grandes cajas de cartón ¿Su contenido? Un flamante ordenador AMSTRAD CPC 6128 con unidad de disco y monitor a color. Enseguida instalamos el ordenador en la habitación y entusiasmados nos dispusimos a probarlo, copiando durante horas las interminables líneas de programación que incluía el manual. Lógicamente, a mi no me dejaban poner un dedo encima de la maquina debido a mi corta edad, aunque tampoco pasó mucho tiempo hasta que pude sentarme delante de aquel aparato y disfrutar de los numerosos juegos que pudimos tener a lo largo de aquellos años. Eternamente recordadas serán esas mañanas de Reyes, en las cuales nos poníamos con ansias a probar las nuevas joyas recibidas. Buenos tiempos sin duda.

Sin embargo, nada es para siempre en esta vida. Tras algún tiempo fallando, la unidad de disco dejo de funcionar y no cargó ningún juego más. No obstante, pudimos seguir jugando gracias al uso de un magnetófono que utilizábamos para cargar juegos en cinta de cassette. Y sí, es cierto que nos pegábamos no menos de cinco o diez minutos esperando a que el “programita” se cargara, pero poco nos importaba. Es muy curioso observar como los jugadores más jóvenes y no tan jóvenes se impacientan cuando un juego de consola se pega 20 míseros segundos para cargar un nivel y hace pocos años nosotros teníamos que pasar irremediablemente por el largo proceso mencionado. Aún así, lo recordamos con sumo cariño, no se si porque no teníamos otra cosa, o por la nostalgia que nos produce.
Lamentablemente, los años pasan y los humildes ordenadores de 8 bits, entre ellos mi añorado amstrad, fueron dando paso a sistemas más sofisticados. Primero los ordenadores de 16 bits, y posteriormente el boom de las consolas. Parecía que nunca más volveríamos a saber de esos juegos pixelados que tanto nos habían hecho disfrutar antaño. Sorprendentemente, y gracias a la aparición de Internet, comprobamos atónitos no solo que siguen tanto o más vivos que entonces gracias a la aparición de emuladores y sus correspondientes roms, sino que toda una legión de seguidores, entre los cuales me incluyo, siguen y seguirán disfrutando y descubriendo estas joyas del entretenimiento electrónico durante mucho tiempo.
Entrada escrita por JUANJEDAI. Amigo y Colaborador. Gracias Infinitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario