(Esto es un pequeño fragmento de la historia de un comic apocalíptico que empecé a escribir y nunca terminé. Se supone que este texto pertenece a la voz en off del protagonista que nos pone en antecedentes.)
Cuchillos afilados caen de un cielo negro, negro apocalíptico tintado en sangre. Nos hablaron del cambio climático pero no quisimos hacer caso. Ahora ya no importa, vivimos con la amenaza constante de que un día todo explote y caigamos al abismo. Solo importa el momento, el hoy, el yo y el ahora.
Mientras camino como tantas otras noches, no dejo de asombrarme con la fauna que inunda la calle. Ellos son los culpables, esa sociedad que camina borracha, todos degenerados, desesperados por fundir útilmente sus pocas horas de existencia.
Ya no hay por qué respetar nada, estamos sumidos en total y absoluta anarquía organizada y pactada… pactada desde hace años por todos nosotros que no quisimos aceptar lo que estaba pasando.
Tengo ganas de follar… podría agarrar del cuello a cualquier zorra solitaria y violarla durante horas, pero puede dispararme, o morderme y arrancarme la polla o Dios sabe que más.
Pese a todo, el caos total aún no ha tomado la ciudad, y el dinero y las putas siguen teniendo la misma… solemnidad. Al menos en Casa Lucio aún se respetan algunas cosas. Estando allí y pagando tu tributo puedes sentirte a salvo unos minutos. Ninguna puta intentará robarte, ningún chulo intentará rajarte… El local tiene su propia seguridad ¿Por qué trabajan? Los científicos ya han hablado, nada se puede hacer. Todo estallará y yo estaré aquí para verlo, sentado en mi zona vip, con una extraña mezcla entre el morbo y el miedo.
Cuchillos afilados caen de un cielo negro, negro apocalíptico tintado en sangre. Nos hablaron del cambio climático pero no quisimos hacer caso. Ahora ya no importa, vivimos con la amenaza constante de que un día todo explote y caigamos al abismo. Solo importa el momento, el hoy, el yo y el ahora.
Mientras camino como tantas otras noches, no dejo de asombrarme con la fauna que inunda la calle. Ellos son los culpables, esa sociedad que camina borracha, todos degenerados, desesperados por fundir útilmente sus pocas horas de existencia.
Ya no hay por qué respetar nada, estamos sumidos en total y absoluta anarquía organizada y pactada… pactada desde hace años por todos nosotros que no quisimos aceptar lo que estaba pasando.
Tengo ganas de follar… podría agarrar del cuello a cualquier zorra solitaria y violarla durante horas, pero puede dispararme, o morderme y arrancarme la polla o Dios sabe que más.
Pese a todo, el caos total aún no ha tomado la ciudad, y el dinero y las putas siguen teniendo la misma… solemnidad. Al menos en Casa Lucio aún se respetan algunas cosas. Estando allí y pagando tu tributo puedes sentirte a salvo unos minutos. Ninguna puta intentará robarte, ningún chulo intentará rajarte… El local tiene su propia seguridad ¿Por qué trabajan? Los científicos ya han hablado, nada se puede hacer. Todo estallará y yo estaré aquí para verlo, sentado en mi zona vip, con una extraña mezcla entre el morbo y el miedo.
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