Este texto va dedicado a todos esos actores y actrices, que terminarán golpeándose la cara con el muro de la realidad y por desgracía no conseguiran completar su sueño.
(Laura está sentada en una silla. Una potente luz cae sobre su cara. Al lado, su padre de pié, la mira sintiéndose defraudado.)
Padre: ¿Qué hacías en ese sitio? (Silencio) ¿En esa mierda te gastas el dinero que yo te doy?
Laura: Es que…
Padre: (Cortándole) ¡Cállate! ¿Tú te crees que yo soy tonto verdad? Te estas equivocando conmigo. No quiero volver a verte allí. Tu obligación es estudiar.
Laura: Pero si estoy estudiando.
Padre: Ya no tienes edad para andar jugando. Tienes que estudiar, y si tienes tiempo libre para esas tonterías, estudias más para poder sacar mejores notas.
Laura: Ya saco buenas notas.
Padre: Pues ocupa tu tiempo libre en otras cosas… no me gusta esa gente.
Laura: Pero ¿por qué?
Padre: Son gente problemática.
Laura: Son buena gente papa, la mayoría de ellos estudian, son responsables, son…
Padre: ¡Son artistas! jóvenes ignorantes que terminarán cualquiera sabe donde en cualquiera sabe qué. ¿Quieres ser como tu hermano? Un don nadie, sin oficio, sin trabajo…
Laura: Marcos trabaja papa, o cómo te crees…
Padre: ¿Trabajar? Trabajar no es dar saltos en la calle y pasar la gorra. Eso es pedir limosna, y eso es lo que hacen los vagabundos.
Laura: Pues son mis amigos, y voy a seguir quedando con ellos. Te metes con ellos porque hacen lo que les gusta, y quieres que estudie porque tú no pudiste. Tú eres albañil, y maldito sea el que se atreva a criticar esa profesión, ¿por qué criticas tú la mía?
Padre: Eso no es un trabajo.
Laura: No. Es verdad. No es un trabajo de ocho horas diarias sentado en una silla o pintando una pared. Y menos mal… porque si así fuese tendría que dedicarme a otra cosa.
Padre: No quiero discutir ni hablar más de este tema.
Laura: ¿Por qué nunca me has preguntado porque me dedico a esto? Soy una persona inquieta, siempre estoy escribiendo cosas, pensando y preguntándome continuamente “los porqués” de la vida. Sí papa, me siento como un bicho raro cuando veo que no me gustan las telenovelas, que no veo los programas que ven todos, que crítico lo que a la mayoría les gusta, que las salas de cine a las que entro nunca están llenas… ¡Yo no quiero ser una funcionaría!
Padre: ¿Entonces que es lo que quieres? no saber si tendrás ni siquiera para comer dentro de un mes, no tener seguridad y estabilidad en tu vida… ¡Despierta de una puta vez!
Laura: ¡Despierta tú!
Padre: ¡No seas inocente! Mira… vas a hacer lo que yo te diga que para eso soy tu padre. Se terminó el tema.
(Se marcha el Padre tras un portazo a la misma vez que se hace oscuro.)
Laura: Tarde o temprano, me iré de casa, y seré feliz, e intentaré comer haciendo lo que me gusta… y me pensaré dos veces si al menos sería capaz de malgastar 2 minutos de mi vida para venir aquí a verte, y comprobar como te va… aunque tampoco habrá novedad. Seguirás trabajando en lo mismo, en la misma ciudad, de 8 a 2 y de 4 a 7, viviendo los domingos tirado en un sofá pensando que a tus 50 años la vida ya no puede sorprenderte, que solo disfrutas un mes al año al no tener que verle la cara a tu jefe, y que has condenado a tu mujer a soportar a un hombre que murió hace años el día que se puso a trabajar por obligación en algo que detestaba por la avaricia de un padre autoritario… y algún día, te mirarás al espejo y verás a un viejo que es la viva imagen de su padre… Si realmente supieras lo que siento papá… si pudieras saber lo buena que soy en mi trabajo, y lo que significa para mí. El momento más triste de cada día es llegar a casa y ver como se me cae encima.
(Queda sola y llorando).
(Laura está sentada en una silla. Una potente luz cae sobre su cara. Al lado, su padre de pié, la mira sintiéndose defraudado.)
Padre: ¿Qué hacías en ese sitio? (Silencio) ¿En esa mierda te gastas el dinero que yo te doy?
Laura: Es que…
Padre: (Cortándole) ¡Cállate! ¿Tú te crees que yo soy tonto verdad? Te estas equivocando conmigo. No quiero volver a verte allí. Tu obligación es estudiar.
Laura: Pero si estoy estudiando.
Padre: Ya no tienes edad para andar jugando. Tienes que estudiar, y si tienes tiempo libre para esas tonterías, estudias más para poder sacar mejores notas.
Laura: Ya saco buenas notas.
Padre: Pues ocupa tu tiempo libre en otras cosas… no me gusta esa gente.
Laura: Pero ¿por qué?
Padre: Son gente problemática.
Laura: Son buena gente papa, la mayoría de ellos estudian, son responsables, son…
Padre: ¡Son artistas! jóvenes ignorantes que terminarán cualquiera sabe donde en cualquiera sabe qué. ¿Quieres ser como tu hermano? Un don nadie, sin oficio, sin trabajo…
Laura: Marcos trabaja papa, o cómo te crees…
Padre: ¿Trabajar? Trabajar no es dar saltos en la calle y pasar la gorra. Eso es pedir limosna, y eso es lo que hacen los vagabundos.
Laura: Pues son mis amigos, y voy a seguir quedando con ellos. Te metes con ellos porque hacen lo que les gusta, y quieres que estudie porque tú no pudiste. Tú eres albañil, y maldito sea el que se atreva a criticar esa profesión, ¿por qué criticas tú la mía?
Padre: Eso no es un trabajo.
Laura: No. Es verdad. No es un trabajo de ocho horas diarias sentado en una silla o pintando una pared. Y menos mal… porque si así fuese tendría que dedicarme a otra cosa.
Padre: No quiero discutir ni hablar más de este tema.
Laura: ¿Por qué nunca me has preguntado porque me dedico a esto? Soy una persona inquieta, siempre estoy escribiendo cosas, pensando y preguntándome continuamente “los porqués” de la vida. Sí papa, me siento como un bicho raro cuando veo que no me gustan las telenovelas, que no veo los programas que ven todos, que crítico lo que a la mayoría les gusta, que las salas de cine a las que entro nunca están llenas… ¡Yo no quiero ser una funcionaría!
Padre: ¿Entonces que es lo que quieres? no saber si tendrás ni siquiera para comer dentro de un mes, no tener seguridad y estabilidad en tu vida… ¡Despierta de una puta vez!
Laura: ¡Despierta tú!
Padre: ¡No seas inocente! Mira… vas a hacer lo que yo te diga que para eso soy tu padre. Se terminó el tema.
(Se marcha el Padre tras un portazo a la misma vez que se hace oscuro.)
Laura: Tarde o temprano, me iré de casa, y seré feliz, e intentaré comer haciendo lo que me gusta… y me pensaré dos veces si al menos sería capaz de malgastar 2 minutos de mi vida para venir aquí a verte, y comprobar como te va… aunque tampoco habrá novedad. Seguirás trabajando en lo mismo, en la misma ciudad, de 8 a 2 y de 4 a 7, viviendo los domingos tirado en un sofá pensando que a tus 50 años la vida ya no puede sorprenderte, que solo disfrutas un mes al año al no tener que verle la cara a tu jefe, y que has condenado a tu mujer a soportar a un hombre que murió hace años el día que se puso a trabajar por obligación en algo que detestaba por la avaricia de un padre autoritario… y algún día, te mirarás al espejo y verás a un viejo que es la viva imagen de su padre… Si realmente supieras lo que siento papá… si pudieras saber lo buena que soy en mi trabajo, y lo que significa para mí. El momento más triste de cada día es llegar a casa y ver como se me cae encima.
(Queda sola y llorando).
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