PERSONAJE: ¿Qué tal se encuentra? ¿La comida estaba a su gusto?
PRESO: Sí, gracias.
PERSONAJE: Aún quedan unos treinta minutos. Quisiera decirle que le echaremos de menos. Para nosotros tenerle aquí ha sido… bueno, hablaremos de usted.
(Silencio)
PRESO: ¿Sabe lo que es sentirse diferente? Y digo diferente y no especial, es patético que una persona se catalogue como especial. Al leer los periódicos me dan arcadas, al mirar a las personas caminar por el centro vestidas con ropa cara y mirando por encima del hombro tengo que esforzarme para contener el vómito que me producen. ¿Es posible que la raza humana haya llegado a este nivel de estupidez? Las personas se han convertido en seres insoportables. Llenos de virtudes que ellos creen defectos que luchan por ocultar. Todos tenemos tesoros dentro… solo que muchos se han olvidado de ellos y los han echado por el culo para que coman los cerdos. (Pausa) Hace poco me topé con un actor. Estuvimos juntos toda la tarde… y hablamos de cine. Me llamó mucho la atención que nunca había visto películas como Casablanca, Blade Runner, Desayuno con Diamantes, Los Siete Samuráis, Nosferaru, Cinema Paradiso, Uno de los Nuestros… No sabia por qué mataron a Lorca, desconocía lo ocurrido en la caza de brujas de hollywood, es más… ni siquiera sabia de lo que estaba hablando… ¡Era un gran actor!
PERSONAJE: (Se ríe), si… de esos hay muchos.
PRESO: Lo echo hecho está. Además a nadie le importa lo que hice, era delito pero no era importante como para movilizar a la opinión pública… Esas personas que gritan mucho y pasan horas y horas viendo una televisión que vende mierda, que vende vidas, personas que trafican sus miserias al mejor postor… damos de comer a toda esa gentuza cuando encendemos la televisión, unos miran por aburrimiento (para aburrirse más digo yo), otros solo hacían zapping… y otros no se pierden el programa por que les interesa saber quien se folla a quien, y ver como gentuza de los programas realities hacen de entrevistadores, y les quitan el trabajo a cientos de universitarios que pasaron la mitad de su juventud cursando una carrera interminable y soportando la frustración de cientos de profesores. ¡¡Esos no!! Esos no se merecen estar ahí, tienen que ser reporteros de guerra, en mitad de un infierno fabricado con pólvora y dinero, jugándose la vida y ganando mucho menos que cualquier zorra enseñando las tetas en la portada de interviú.
PERSONAJE: (Mira su reloj) Quedan veinte minutos.
PRESO: La muerte… La muerte se ha convertido en algo tan cotidiano que no tendría ni porqué llamarme la atención.
PERSONAJE: ¿Le da miedo la muerte?
PRESO: Me aterroriza. Soy ateo y no supersticioso. No creo en la vida después de la muerte, ni reencarnaciones ni chorradas de ese tipo. Para mí la muerte es… nada. Fin. Tu visión se apaga y ya no hay nada. Se acabó. Ahora recuerdo el final de una película maravillosa. Un personaje que ha luchado todo el tiempo por encontrar a su creador e intentar no morir, se da cuenta que ya no puede más, que su cuerpo va a dejar de funcionar… y muere hablando de maravillas que ha visto, de cosas que ha vivido y dice: “Todos esos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”. Si he de morir por lo que hice, lo aceptaré, pero a mi me gustaría vivir eternamente. (Silencio) ¿Amas a tu esposa?
PERSONAJE: Si.
PRESO: Yo me he preguntado tantas veces que es el amor, que ya no me importa saber lo que es. Siempre que dejo a una persona, siento que puede ser la ultima vez que tenga a alguien cerca, y sabes? No me importa lo más mínimo. Quizá sea por que nunca he amado de verdad o será porque no he encontrado lo que se supone que estoy buscando. ¿Sabe? Cuando abandono a alguien que me quiere, es imposible no sentir rabia. Veo como la echo de mi vida de esa forma tan cruel… por que no importa lo que le digas… siempre es cruel. Veo como se va, y pienso en un solo segundo como habría sido mi vida con ella. Me veo durmiendo a su lado, haciendo la comida, leyendo un cuento a nuestro hijo… y es en ese momento cuando descubro que no estoy enamorado, que no es ella, y que no podría ser feliz. Y créame… no disfruto con ello… ¿pero que otra manera tengo de encontrarla? (Pausa) Que difícil es soñar con alguien que no tiene rostro, que difícil es hablar con alguien a quien jamás he oído. A lo mejor usted piensa que estoy loco pero… tengo la impresión que, donde quiera que este, ella me conoce y yo la conozco. Pero aun no nos hemos visto. (Pausa) Un día un amigo me pidió consejo. Estaba enamorado y tenía el número de teléfono de esa persona, pero no se atrevía a llamarla. Entonces le dije: Solo hay dos cosas a las que temo más que a la muerte. Una es verme de viejo, sentado en una cama en mitad de la noche y pensado que no me queda tiempo para cumplir mis sueños. Y la otra es acostarme en esa cama, mirar hacia el otro lado, y contemplar a una anciana que ha pasado media viva a mi lado, que no me ha hecho feliz, que la he condenado a soportarme, y que el amor de mi vida se encuentra en otra cama pensando lo mismo que yo. Amigo, tienes 25 años y un número de teléfono. ¡Llámala! Llámala tú que puedes. (Pausa) Mañana los periódicos dirán que murió un asesino. Que me merecía la muerte por lo que hice. Pero nadie pensará en porqué lo hice. Un hombre mata a su madre, y la gente piensa mal de él. Pero nadie piensa: ¿Qué habrá ocurrido para que este chico se vea en semejante situación? Hasta el punto de matar a la persona que le dio la vida… Yo no la maté, mi madre ya estaba muerta… eso no era mi madre, yo destruí al demonio en que se había convertido, eliminé el cáncer de mi familia… no existe justificación, pero si una razón… no fue un crimen sin sentido… para mi lo tenía.
PERSONAJE: Ya casi es la hora.
PRESO: Para mi lo tenía.
PERSONAJE: Aún quedan unos treinta minutos. Quisiera decirle que le echaremos de menos. Para nosotros tenerle aquí ha sido… bueno, hablaremos de usted.
(Silencio)
PRESO: ¿Sabe lo que es sentirse diferente? Y digo diferente y no especial, es patético que una persona se catalogue como especial. Al leer los periódicos me dan arcadas, al mirar a las personas caminar por el centro vestidas con ropa cara y mirando por encima del hombro tengo que esforzarme para contener el vómito que me producen. ¿Es posible que la raza humana haya llegado a este nivel de estupidez? Las personas se han convertido en seres insoportables. Llenos de virtudes que ellos creen defectos que luchan por ocultar. Todos tenemos tesoros dentro… solo que muchos se han olvidado de ellos y los han echado por el culo para que coman los cerdos. (Pausa) Hace poco me topé con un actor. Estuvimos juntos toda la tarde… y hablamos de cine. Me llamó mucho la atención que nunca había visto películas como Casablanca, Blade Runner, Desayuno con Diamantes, Los Siete Samuráis, Nosferaru, Cinema Paradiso, Uno de los Nuestros… No sabia por qué mataron a Lorca, desconocía lo ocurrido en la caza de brujas de hollywood, es más… ni siquiera sabia de lo que estaba hablando… ¡Era un gran actor!
PERSONAJE: (Se ríe), si… de esos hay muchos.
PRESO: Lo echo hecho está. Además a nadie le importa lo que hice, era delito pero no era importante como para movilizar a la opinión pública… Esas personas que gritan mucho y pasan horas y horas viendo una televisión que vende mierda, que vende vidas, personas que trafican sus miserias al mejor postor… damos de comer a toda esa gentuza cuando encendemos la televisión, unos miran por aburrimiento (para aburrirse más digo yo), otros solo hacían zapping… y otros no se pierden el programa por que les interesa saber quien se folla a quien, y ver como gentuza de los programas realities hacen de entrevistadores, y les quitan el trabajo a cientos de universitarios que pasaron la mitad de su juventud cursando una carrera interminable y soportando la frustración de cientos de profesores. ¡¡Esos no!! Esos no se merecen estar ahí, tienen que ser reporteros de guerra, en mitad de un infierno fabricado con pólvora y dinero, jugándose la vida y ganando mucho menos que cualquier zorra enseñando las tetas en la portada de interviú.
PERSONAJE: (Mira su reloj) Quedan veinte minutos.
PRESO: La muerte… La muerte se ha convertido en algo tan cotidiano que no tendría ni porqué llamarme la atención.
PERSONAJE: ¿Le da miedo la muerte?
PRESO: Me aterroriza. Soy ateo y no supersticioso. No creo en la vida después de la muerte, ni reencarnaciones ni chorradas de ese tipo. Para mí la muerte es… nada. Fin. Tu visión se apaga y ya no hay nada. Se acabó. Ahora recuerdo el final de una película maravillosa. Un personaje que ha luchado todo el tiempo por encontrar a su creador e intentar no morir, se da cuenta que ya no puede más, que su cuerpo va a dejar de funcionar… y muere hablando de maravillas que ha visto, de cosas que ha vivido y dice: “Todos esos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”. Si he de morir por lo que hice, lo aceptaré, pero a mi me gustaría vivir eternamente. (Silencio) ¿Amas a tu esposa?
PERSONAJE: Si.
PRESO: Yo me he preguntado tantas veces que es el amor, que ya no me importa saber lo que es. Siempre que dejo a una persona, siento que puede ser la ultima vez que tenga a alguien cerca, y sabes? No me importa lo más mínimo. Quizá sea por que nunca he amado de verdad o será porque no he encontrado lo que se supone que estoy buscando. ¿Sabe? Cuando abandono a alguien que me quiere, es imposible no sentir rabia. Veo como la echo de mi vida de esa forma tan cruel… por que no importa lo que le digas… siempre es cruel. Veo como se va, y pienso en un solo segundo como habría sido mi vida con ella. Me veo durmiendo a su lado, haciendo la comida, leyendo un cuento a nuestro hijo… y es en ese momento cuando descubro que no estoy enamorado, que no es ella, y que no podría ser feliz. Y créame… no disfruto con ello… ¿pero que otra manera tengo de encontrarla? (Pausa) Que difícil es soñar con alguien que no tiene rostro, que difícil es hablar con alguien a quien jamás he oído. A lo mejor usted piensa que estoy loco pero… tengo la impresión que, donde quiera que este, ella me conoce y yo la conozco. Pero aun no nos hemos visto. (Pausa) Un día un amigo me pidió consejo. Estaba enamorado y tenía el número de teléfono de esa persona, pero no se atrevía a llamarla. Entonces le dije: Solo hay dos cosas a las que temo más que a la muerte. Una es verme de viejo, sentado en una cama en mitad de la noche y pensado que no me queda tiempo para cumplir mis sueños. Y la otra es acostarme en esa cama, mirar hacia el otro lado, y contemplar a una anciana que ha pasado media viva a mi lado, que no me ha hecho feliz, que la he condenado a soportarme, y que el amor de mi vida se encuentra en otra cama pensando lo mismo que yo. Amigo, tienes 25 años y un número de teléfono. ¡Llámala! Llámala tú que puedes. (Pausa) Mañana los periódicos dirán que murió un asesino. Que me merecía la muerte por lo que hice. Pero nadie pensará en porqué lo hice. Un hombre mata a su madre, y la gente piensa mal de él. Pero nadie piensa: ¿Qué habrá ocurrido para que este chico se vea en semejante situación? Hasta el punto de matar a la persona que le dio la vida… Yo no la maté, mi madre ya estaba muerta… eso no era mi madre, yo destruí al demonio en que se había convertido, eliminé el cáncer de mi familia… no existe justificación, pero si una razón… no fue un crimen sin sentido… para mi lo tenía.
PERSONAJE: Ya casi es la hora.
PRESO: Para mi lo tenía.
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